sábado, 3 de marzo de 2012

SENDERO DE CUESTA MANELI Y ACANTILADO DEL ASPERILLO

*****Nadie mejor que la Junta de Andalucía para darnos información sobre esta ruta...*****

LONGITUD: 1.3 KM
DURACIÓN: 30 MINUTOS
DESNIVEL: 60 METROS
TIPO: LINEAL
DIFICULTAD: BAJA
A PIE: SI
EN BICI: NO
EN COCHE: NO
SOMBRA: Poca.
AUTORIZACIÓN ESPECIAL: no es necesario.
RECOMENDACIONES: Llevar agua potable y vestimenta y calzado adecuados.


***La pasarela hasta la playa nos permite recorrer la duna del Asperillo hasta llegar al acantilado, declarado monumento natural por su alto valor geológico y ecológico. Comprobaremos cómo la vegetación fue contribuyendo a la fosilización de esta duna, fijando sus arenas en una conquista que se inicia en la playa con humildes hierbas y corona la duna con árboles que resisten al viento y a la sal, y sus acometidas. A pie de playa, el acantilado se prolonga a lo lejos, surcado por los regueros de agua que lo tiñen.

***Cabalgar la duna. Iniciamos el recorrido junto al aparcamiento de acceso a la playa de Cuesta Maneli, desde donde buscaremos la pasarela. Los pinos, acompañados de jaguarzos, brezos y olivillas, irán siendo más escasos a medida que nos vayamos acercando a la playa y el terreno pierde humedad. La subida inicial, no especialmente acusada, nos permitirá ir ganando altura sobre la inmensa llanura de Doñana, por lo que conviene detenerse a contemplar las vistas.

***Nos aproximamos al mar y la vegetación, menos protegida contra el suelo móvil y la maresía (sal transportada por los vientos marinos), adopta estrategias que le permiten desarrollarse y reproducirse: pequeño porte para soportar mejor las ráfagas de viento, hojas también pequeñas para perder poca agua y protegerse de las altas temperaturas, forma semiesférica para crear bajo ella un clima de mayor humedad, etc.

***El mar, cada vez más cerca. La arena va cambiando de tonalidad dependiendo de la existencia de óxido de hierro que la tiñe de naranjas y ocres, que llegarán a su mayor intensidad en las paredes de arenisca del acantilado, modeladas por el viento y el agua durante siglos, y que veremos al final del recorrido. En los claros de vegetación, sobre todo a primera hora de la mañana, la arena conserva los rastros de animales de hábitos nocturno, como los del zorro o, aunque difícil, del lince. Otros habitantes de la zona, como la esquiva víbora hocicuda, campea también en busca de alimento, dejando marcas como surcos en zigzag inconfundibles. Serán huellas que el viento, luego, borrará de un soplido.

***El mar desde el acantilado. La proximidad de la costa y de sus vientos se hace presente en plantas retorcidas y en árboles despeinados cuyas copas se arrastran por el suelo. Al final del recorrido llegaremos a la playa de Castilla, a la derecha, y la del Asperillo, a la izquierda; pero antes, con cuidado, podremos asomarnos al borde del acantilado del Asperillo y contemplar la larga línea de arena virgen, con bandos de correlimos en la orilla o gaviotas sobrevolando las olas.

***El sendero ofrece dos accesos diferentes a la playa.  Una vez en ella, podremos observar la impresionante pared del acantilado con cárcavas, surcos y barrancos dibujados por la erosión de las aguas, que en algunos casos surgen en los chorritos que alimentan los cañaverales próximos a la orilla. Después, sólo especies como el barrón o la clavellina son capaces de sobrevivir al viento y a la arena gracias a sus tallos flexibles.

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